31-10-2006

DES-INTELIGENCIA MUSICAL. A Propósito de Discos Nuevos Y bandas Viejas

I. En el transcurso de este mes ha visto la luz este espacio de opinión escrita gracias a la motivación que ha proporcionado el descubrimiento de una serie de álbumes editados por bandas importantes en mi formación como crítico musical amateur. Si bien la importancia emotiva para quien suscribe de cada una de estas bandas es variable, todas cumplen de modo cabal con la idea vaga de lo que se debe esperar en un álbum nuevo de una banda vieja: revivir aquella atmósfera única proporcionada sólo por la particular e irrepetible unión de sus partes (los integrantes) entregada sólo por ellos y; entregar una nueva versión del anquilosado sonido que les proporciona la calidad de bandas de culto. Dicho de otro modo, lo que se espera de un álbum nuevo largamente esperado es que proporcione las mismas emociones que los anteriores sobre la base de la misma estructura sonora que las hizo objeto de culto, no obstante lo cual, se espera renovación y frescura en las composiciones con el fin de que sea este trabajo digno de descansar en nuestras estanterías llenas de recuerdos enfrascados en discos. El primer aspecto alude al sonido distintivo de la banda, el segundo a su capacidad de evolucionar y reinventarse.

I (I/II). Interrupción aclaratoria inevitable: Si Ud. conoce las bandas AC/DC o Iron Maiden, me imagino que más de alguna vez se ha preguntado como pueden hacer tantas canciones iguales entre sí, sin agotar la fórmula y sin caer en el tedio. He ahí la respuesta a la posible duda dejada poro el párrafo preliminar: esto es posible si y solo si la combinación de los factores que componen una banda de rock (a saber, líricas, actitud, estética, composiciones y calidad interpretativa de los músicos) dan por resultado algo más que la suma de sus partes y proporcionan un concepto nuevo e inexistente hasta el momento en la escena roquera de cualquier posible escenario temporal que los haya visto nacer. De ahí la idea de banda clásica o de culto.” Nota del Editor.

II. Probablemente muchos lectores y ávidos melómanos se mueven por los intrincados pasillos del gusto musical siguiendo la máxima que ha sido esbozada más arriba, no responder a estilos musicales determinados por definiciones discursivas estáticas y menos a modas que por definición son vacuas y pasajeras, sino a estímulos sonoros voluminosos (léase con profundidad) cuya expresión auditiva proporciona a nuestra psique la posibilidad de abstraerse de la realidad inmediata para inmiscuirse en paisajes auditivos abiertos a toda interpretación y libres de preconcepciones rígidas. Si señores, el rockanroll es un hábitat más que una expresión musical, pues llegamos a él ante la carencia de las certezas emocionales exigidas por el mundo de los humanos, en este sentido, el rockandroll es el música para adolescentes.

Confesémonos, alguna vez en los primeros peldaños de este viaje no siempre en subida que es coleccionar discos y bandas, malgastábamos nuestro tiempo en disquisiciones nimias sobre la calidad interpretativa de este o tal bajista, o el alcance generacional de las composiciones de una banda u otra, o sencillamente, la cantidad de notas que tocaba el guitarrista por cada unidad de tiempo, pensando que el virtuosismo era la clave de la búsqueda por bandas raras y de difícil digestión. Afortunadamente el tiempo abre puertas que la insolencia de la juventud no advierte y nos hemos dado cuenta que el estudio acabado de estas minucias convierte al sacrosanto acto de escuchar en una idolatría barata semejante al griterío de miles de calcetineras ante la belleza de un cantante que poco canta.
La verborrea intelectualoide que acompaña los primeros años de rockanrollero no es sino la expresión de un fenómeno mayor: la necesidad de explicar intelectualmente la complicidad emocional entre sonido y oído, que es anterior a las complejidades de una banda en particular, pues la piedra que desata las infinitas ondas en nuestro estanque de canciones no depende de la complejidad de las bandas, sino de la precariedad de nuestro ser y de la voluntad de encontrar el equilibrio.

III. No hemos perdido de vista el objetivo primario, las bandas que han sacado a la luz sus más recientes propuestas cumplen a cabalidad con estas definiciones destartaladas, tanto en la reproducción del sonido patentado con nuevos bríos, como en la posibilidad de entregarnos refugios sonoros creativos que no requieren de promociones y grandes campañas publicitarias, pues al ganarse nuestros corazones al vincularse con nosotros personalmente, se han asegurado su sustento mensual hasta que ellos se disuelvan o nosotros desistamos de vacacionar en el rockanroll. Sin embargo, el comentario que se anexa en esta ocasión desdice lo anterior situándome en una posición incómoda, ya que debo criticar a la banda que ha escrito el soundtrack de mis depresiones (por ende la identificación es absoluta y cae en la categoría de banda indispensable) y que lamentablemente no cumple en su último álbum los requerimientos de un sincero fanático. Esperamos 10.000 días por su regreso para decepcionarnos.

TOOL.
10.000 Days


Corría el año 1994 y concurrí a una fiesta adolescente profundamente pasmado por el sonido inigualable –en ese momento- de una banda llamada que mi querido primo Ronnie Bassili había descubierto hace poco tiempo, era Primus y desafiaba todo lo alguna vez escuchado por un fanático recalcitrante de las lloronas melodías de Queen. Primus era el otro extremo, la parodia que hace una banda de si mismos reciclando con clase el repertorio musical de sus infancias, teñido de infinita ironía y una interpretación prodigiosa de un instrumento que en el rockandroll no había tenido el protagonismo que Les Claypool le imprimía a las 4 cuerdas. Mi sorpresa fue mayúscula cuando en ese lejano antro veo a Jorge Miniño con una polera del grupo en cuestión. Los resultados son obvios, ayer precisamente me llamó invitándome a La Batuta a ver a su nueva banda.”

“El Primo y Yioryio se convirtieron en las dos patas de un trípode que no ha parado aún de explorar los recovecos más oscuros del rockandroll y esta historia cuenta uno de sus episodios más oscuros.”

“Cultivada ya una gran amistad concretada en una férrea cooperación exploratoria tanto en música como en el arte de aprender a vivir en un mundo de adolescentes deprimidos por el solo hecho de vivir, Jorge a pito de desconocidos motivos adquiere en la desaparecida tienda Fusión, un casete importado de una banda llamada Tool, era su segundo disco y gozaban de un admirable bajo perfil. Debo reconocer que no los comprendí de buenas a primeras, no son fáciles, oscuros como pocas bandas en los 90 y con texturas intrincadas y lazas que desafiaban la supuesta inteligencia de un muchacho acostumbrado a escuchar King Crimson y Rush, es decir, como que querían ser virtuosos pero no les salía. Eso es exactamente lo que pretendían y no lo supe avizorar.”

“Pasados los años aparece su 2º larga duración titulado AEnema y el cambio fue mayúsculo, no en la banda sino en quien se entrenaba para escucharla. La perfecta compenetración entre el texto y la sonoridad hacían de este disco una belleza jamás apreciada por los oídos inexpertos, un compendio infinito de texturas intrincadas que hacían de cada canción una obra en si misma, completa. Por otro lado mostraban a un hombre desprovisto de todo sentido de supervivencia y amor propio, que había plasmado a la perfección su odio hacia el mundo y a sí mismo en 14 piezas musicales densas y pesadas y fue en ese momento, precisamente cuando la voz de Maynard James Keenan declamaba suplicios autoinducidos por la depresión cuando me di cuenta de que esas canciones tenían algo de mí. Desde ese día que Tool se ha convertido en un hábitat tenebroso que esconde mi ira del resto del mundo.”

“10.000 días pasaron desde esos instantes de autodestrucción psicológica que aún me atormentan, hasta que un buen día de mayo del presente año me entero que el último álbum de una banda que bien podría ser una persona muy querida para mí, salía al mercado para ser consumida por mis oídos. He ahí la decepción, ya no hay pena en ellos, ya no hay flujo en sus aires, ya no escurre la obscura agua del pantano de sus notas. Se han convertido en un páramo seco carente de la vitalidad que los había definido como una banda de culto para las generaciones venideras, era ahora una banda discretas de canciones largas y tristes, pero que no avivan el fuego interior de quien sufre. Son ahora confesiones de un viejo deprimido, no himnos a la locura insana de quien odia para vivir, así como otros aman para respirar. La misma fórmula pero sin el núcleo rabioso que les dio la vida, son el barro de Adán sin el soplo divino que insufla vida, son 10.000 malgastados en vano en una espera de lo que no ha llegado. Un réquiem para Tool”

24-10-2006

daysleeper

Receiving department, 3 a.m.
Staff cuts have socked up the overage
Directives are posted.
No callbacks, complaints.
Everywhere is calm.
Hong Kong is presentTaipei awakes
All talk of circadian rhythm
I see today with a newsprint fray
My night is colored headache grey
Daysleeper
The bull and the bear are marking their territories
They're leading the blind with their international glories
I'm the screen, the blinding light
I'm the screen, I work at night.
I see today with a newsprint fray
My night is colored headache grey
Don't wake me with so much.
Daysleeper.
I cried the other night. I can't even say why
Fluorescent flat caffeine lights. Its furious balancing
I'm the screen, the blinding light
I'm the screen, I work at night
I see today with a newsprint fray
My night is colored headache grey
Don't wake me with so much.
The ocean machine is set to nine
I'll squeeze into heaven and valentine
My bed is pulling me,
GravityDaysleeper.
Daysleeper.
Daysleeper.
Daysleeper.

21-10-2006

Habemus Gato.


¡Muy buenas tardes amigas y amigos allá en la casa! enciendan sus televisores porque tenemos el agrado de anunciar que luego de la sensible partida de Ricardito, un nuevo gato cochino y con cara de ratero merodea la casa de la Señora Carmen y Don Carlos.

(aplausos en el estudio)

"Cuentanos es tan peludo como el "Finaito", como es que se llamaba"

(risas)

No sabemos José Alfredo, mejor preguntémosle a la dueña de casa a ver que opina

(bueno pa eso te pagan el sueldo no? pa que la gente hable... digo).

(la vieja se esconde y la hija menor escucha el último single de Robbie Williams que parece se ve bastante bueno)

"Recordemos José Alfredo que somos el canal oficial de Robbie Williams en Chile y que para los primeros igualitos a Robbie tenemos su último disco de regalo, el afortunado ganador se llevara una frazada Poncho Lindo y una pata´ en la raja.

(estupor en el estudio)

"Le pusieron nombre al gatito ya"

"no pregunte weás José Alfredo... adelante estudio

DE CULTO

Intentemos dilucidar a qué nos enfrenta la frase De Culto, me tinca que tiene sabor a algo añejo muy viejo, pero que es tan fácil traer a la memoria que nos saca una risa instantánea casi tan inocente como las que acostumbrábamos a mostrar en la infancia. De Culto pareciera trae reminicencias de lo que hacíamos cuando cabros chicos con todo el desparpajo de situaciones que implica estar creciendo, desde reconocer los olores de tus progenitores, hasta cargar con significados emotivos todo lo que nos es familiar y amable. El flashback puede ser activado tanto con la canción que nuestras madres escuchaban al fregar el piso, o bien, con el interminable programa de televisión que veían los viejos cuando llegaban desalmados después de por lo menos 10 horas de trabajo, en un país con Dictadura en cada esquina.

En este sentido, De Culto es una capsulita dulce con un jirón de nuestras historias personales entrelazadas en una memoria común, que no habla de política ni economía, sino de buenos viejos tiempos y de los queridos seres cercanos que compartieron esos instantes que duran miles de años. Esas chispas de HISTORIA que conforman lo que llamamos De Culto, viven en todos los chiches que puedan guardar siquiera un gramito de pasado, llámese canción, juguete, afiche, promoción o réclame, programa o lo que gusten. De hecho, el Culto por eso que nos hacía reír es una muy buena explicación al porqué la Historia nos es tan insensible en los libros. Nos gusta tanto que nos trastoca cuando aparece tan sencilla, propia y expresiva como en la fotografía anexada. Sencillamente el pasado frente a los ojos.
Por eso y mucho más no puedo parar de agregar todos los días algo al Libro Gordo de Barril.

http://www.fotolog.com/deculto

19-10-2006

Autobiografías Musicales con Poesía Ajena. High Fidelity the Movie


Decir que una película es buena sencillamente porque te encantó es triste, sobre todo si el filme en cuestión pasa a ser parte de tus cintas de cabecera, esas que tienen algo de ti en algunos personajes o reflejan de un modo imaginativo alguna experiencia que ha sido parte de tu vida. Hasta el momento no estamos diciendo nada nuevo, pues así hemos devorado nuestras novelas favoritas y eternizado las canciones que nos hacen llorar, así es como es, siempre hay algo de nosotros en lo que queremos.

Para ser sincero me cuesta hablar ocupando la palabra “siempre” o “nunca”, pero me es mas difícil decir indirectamente que entre el melómano y la canción hay una relación de autoafirmación que llega incluso al narcisismo o, es más, ejemplificar aquello diciendo que de ese modo nos enamoramos, encontrando algo de ti en ella, o algo que adolece nuestra precaria existencia y nos impele a explorar los ojos de quien amas buscando la llave al dilema que te mantiene hipnotizado a sus gestos (dedicados a uno mismo los más), esto es, por qué razón no puedes dejar de admirarla.

En la película “Alta Fidelidad” se abordan estos temas que ya varias veces alguno de nosotros ha conversado en la profundidad de la noche con los amigos indispensables que no necesitan explicaciones de tus actos, es una película auto referente narrada por Rob Gordon, un rockero anónimo que decidió vivir de una tienda de discos que sólo satisface su incesante sed coleccionista, quién aún no puede explicar como su vida terminó enredándose por una mujer de profundo encanto y abrumadora seguridad. Obviamente, la explicación habita las infinitas canciones que su cabeza reorganiza constantemente y cuentan la historia personal de un hombre de palabras parcas y oído agudo.

Es en este momento cuando el film nos propone una suerte de hipótesis de trabajo o bitácora de viaje: el significado de la brutal expansión de la música popular desde que la juventud se abre como mercado cautivo a la industria fonográfica en la segunda mitad del siglo XX, es que las canciones proporcionan una mitología personal sobre el sentido de nuestras vidas, a través de relatos simples y directos, escritos por ciudadanos de a pié que plasman sus desesperanzas en líneas melódicas de 3 a 4 minutos, donde el factor determinante de la creación no es la inspiración docta sino el desafío de congelar un estado de ánimo mediante un sonsonete familiar, que altere el cuerpo y nos impela a movernos, sino para llorar, a lo menos para subir y bajar el pie al ritmo sempiterno de los cuatro cuartos. Es el rock and roll el Mithos del adolescente de la post guerra y está llamado conformar una memoria común de sinsabores juveniles abierta a todos quienes estén dispuestos a explorarse, y encontrar en una canción el alivio del día a día.

No quisiera exagerar la nota y llegar a plantear una suerte de mesianismo en un film de hora y media, para nada, solo digo que la canción se hace poderosa y se muestra autobiográfica en la vida de Rob, el arquetipo de persona que busca en poesía ajena el reflejo musical de la realidad de los hechos cotidianos, que absorbe cada surco en el vinilo para conversar con un amigo lejano que sólo sabe dar consejos con una guitarra y que sabe, sin conocerte, exactamente como te sientes, pues sino, no sería capaz de escribir una canción. Es una película que trata de amores. Véanla.

16-10-2006

Q.E.P.D

"Hoy me acabo de enterar que mi existencia, aquella que creía inacabable, tiene fecha de caducación y no supera las 24 horas.

Son muchas cosas las que he hecho, llevo en mi memoria infinitas experiencias todas importantes, todas constituyentes de mi persona, sin embrago, la vastedad de experiencias que me quedan por vivir me turban el pensamiento. Y en eso que solo estoy pensando en las peores.

Creo que voy a partir por gastar $1000 en aquello, me apertrecharé con pipas y papelillos para un día, obviamente, escaparé con una fina selección de las canciones que han estampado mis vivencias con memorias sonoras.

Probablemente piense en asesinar con odio certero a cuanto conchadesumadre me haya cagado en a vida, o estuvo a punto, o no le importe lo suficiente como para dirigirme la palabra. Quizas intente violar a todas la mujeres que he querido amar y ya no podre jamas. Pero no. Quisiera irme en paz y dejar el odio de una vez en este mundo, no creo que me sirva donde sea que fuese a parar, de hecho, ya es una rémora aquí.

Besaría a mi madre, abrazaría a mi padre y copnversaría con mi hermana sobre todo lo que no debe hacer nunca en la vida, porque es muy divertido y es difícil deshacerse de eso. Me fumaría otro y correría a ver a mis amigos para organizar un funeral recordado como el más grande evento social del año (me pregunto si tendre amigos más alla).

Quisiera no morir virgen y casto, por lo menos saciado y vacío de tod amor, así que dedicaría al menos 6 de las 24 horas a besar y revolcarme con mis ex, mis post, mis no se qué, mis ojalá.

Lo que resta del día lo guardo para mi, por lo menos 4 miserables horas, a pensar en lo que fui y lo que dejé de ser y hacer, haré mi mejor esfuerzo por no llorar, a aferrarme hasta el último momento a esta vida que odie tanto. Pero ya me estoy muriendo

15-10-2006

LA SENSATEZ EN PARO. O el no-feliz día del profesor


Hemos estado pendientes obre el devenir cotidiano de nuestros queridos estudiantes desde que cayeron en cuenta de que mostrándose su poder, a modo de pavos reales, podrían llevar al tapete algunas discusiones que los viejos de mierda como nosotros ya obviábamos. Apreciamos una efervescencia pocas veces vista en nuestras calles y sin embrago, aun queda un dejo de amargura, algo así como una cerveza tibia una buena tarde de enero.

Pelean por una educación mas justa e igualitaria con argumentos tan contundentes que los petitorios debieron de agruparse en dos agendas paralelas, una que apela a la solución de situaciones coyunturales y al otra, que arguye cambiar el panorama estructural de una sistema que pide a gritos un cambio y un upgrade.

El punto débil habita en el seno del discurso enarbolado por los pingüinos: la excelencia académica. Es justo por supuesto, pedir que los profesores efectivamente realicen un trabajo profesional con el fin de ser tratados como tales, es justo también, apelar a una infraestructura y recursos metodológicos consonantes con el quehacer cotidiano de los negocios y el mercado laboral actual. No obstante, la práctica en el aula nos ha demostrado otra cosa. Es justo y necesario pedir aquello en la comodidad del pupitre sin arriesgar un centavo, sin cambiar la actitud frente al auto-aprendizaje. En otras palabras, la mediocridad se ha escudado en un movimiento social de proporciones históricas con el fin de elevar un petitorio potente a todos los agentes que inciden en el proceso educativo, pero, sin alterar la disposición y el talante del protagonista: el alumno. Se ha institucionalizado en su seno, el status quo.

Nacidos y criados en democracia fueron educados para pedir y alegar sin contemplaciones, pues fueron creciendo con padres y hermanos mayores que aún saboreaban la dictadura y se regocijaron con la alegría que aún esperamos. Nunca escucharon un NO por respuesta, no sintieron la desolación del Santiago de toque de queda, nunca vieron en la televisión a nuestro gran hermano omnipresente y todopoderoso. La democracia fue el vicio que nos heredaron (yo no luche por ella pero si me educaron para exigirla, y nací sin ella), mal entendida como lo chilenos acostumbramos a podrir las buenas ideas.

Presenciamos ahora le berrinche de niños que exigen salir el fin de semana a pesar que estén a punto de reprobar el año, a sabiendas que la escuela deberá cambiar su situación a la brevedad so pena de baja matrícula, mala reputación del establecimiento o sencillamente, el despido inminente del profesor que ha osado despachar a tan buen cliente.
El mundo ya funciona de ese modo y las leyes que dictan la vida social no encarnan en los espíritus las conductas cívicamente deseables, como ya es de perogrullo, y que aspiran a mutar las sensibilidades y llevarnos a un estadio social un poco más estable, al menos. La mediocridad ha llegado para quedarse y los pingüinos lo han demostrado tristemente, desde sus pupitres, piden que le mundo cambie para que sigan haciendo lo que mejor hacen: nada.

Lafloripondio

Nada mejor que comenzar este blog dedicando unas lineas a una de las mejores bandas de rock chileno de toda la vida. intento no exagerar al decir "rock chileno" pues la combinatoria de lí­rica, la puesta en escena y actitud frente al hecho musical, los ponen en una posición única dentro de la escena rockera de todos los tiempos. Han sabido combinar el chucherío chileno, con la maldita constumbre de la viveza y al picardia en un revoltijo de sonidos vivos que nos impele a mover los huesos.

Si bien en sus inicios la propuesta era mucho mas cercana a un punk no-wave, sazonado con arpegios crimsianos y una estética parca, hermética y desafiante, siempre pudieron fusionar la expresión sonora con la experiencia cotidiana de la chilenidad contemporanea, es decir, la memoria propia e inmediata, sin mediar tributos de ningún tipo ni la ya vapuleada cortesía por revivir folclores urbanos mas cercanos a lo kitsch, artificiales. Ellos exponen una chilenidad precaria y directa de un pobre cabro que vendí­a verduras y que no soñaba con ser estrella de rock, alguien quien nunca la importo tanto la música que hacía, pero si la que escuchaba.

Fue en ese momento, cuando las lertras que aludían al sacrosanto chino Ríos y homenajeaban surrealistamente al hospital para insanos de valparaiso, rescataban sin querer y sin cliches, al chileno medio, salvao´, bueno pa´l copete, que sabe manejarse perfectamente en la noche y lidiar con licenciados y traficantes, que le gusta trasnochar vez que puede y que tiene siempre un resquicio para hacer reir a alguien y manifestar su alegrí­a. O su mas abyecto descontento.
Al pasar el tiempo vimos como esa suerte de David Byrne con aire de cantor popular, se transformaba en nuestro Luca Prodan inyectado en paraguayos prensados, jugando a inventar folclores callejeros, pintando volados y pasteles perdidos en una calle que ni siquiera puede mencionarse. Evitando lo que no quiere.

Digo esto, y sin ánimo de criticar, porque el rock chileno hace ya bastante tiempo que consistía en hacer una letra en castellano, con un par de garabatos y algo que nos identificara para que sea nominalmente chileno, pero con una estructura musical absolutamente importada. La chilenidad de la flori no estriba en su denominación de origen, se fundamenta en la atmósfera chinganezca que crea, que da vuelta el mundo y nos transporta a un escenario liberador donde nos encontramos con un ritmo propio, no catalogable, sino un un escenario sorono que nos permite ser como los chilenitos nos hicimos famosos: picantes, flojos, de verborrea ampulosa para criticar el error ajeno y para sacarse los pillos y por sobre todo, siempre llano a olvidar el mundo, entregarse al carnaval efí­mero y arrepentirse mañaana de la juerga interminable.

Es Rock Chileno porque no suena a nada mas y solo podría hacerse aquí. Me atrevería a decir que eso ha sido logrado solo por los jaivas pero en otro sentido, ellos rescayaban una tradición cultural histórica, noble y con una belleza reconocida en el mundo entero. Estos giles de la flori, no rescatan nada, nos muestran guata al sol, con una chela en la mano, y con la otra haciendo un ademan pa seguir bailando, como mono

incapaz de generar calor corporal

"Los poiquilotermos son los organismos llamados ectotérmicos o “de sangre fría”, que no pueden regular significativamente su temperatura corporal generando calor.
Los poiquilotermos se caracterizan porque la temperatura de su cuerpo varía con la del ambiente. Se les llama también animales de "sangre fría". A este grupo pertenecen los animales invertebrados y además los peces, anfibios y reptiles."