02-11-2010

hace tiempo que no escribo...

...y ya casi pierdo la capacidad de comuinicarme con la gente. Intento decir cosas de mediana claridad, pero las ideas se diluyen en un diálogo sordo entre un emisor carente de carisma y emisores siemprer despreocupados por el otro y por la información que cualquier otro humano pueda dispensar. Ya nadie se preocupa por los demás, ya nadie escucha ideas ajenas, estamos tan acostumbrados a escuchar opiniones imbéciles, por imbéciles vestidos de seda, que suponemos que las imbecilidades que pensamos sólo carecen de validez por el hecho de no estar vestidos del modo adecuado para decirlas. Casi nunca estoy vestido para expresarme, tengo la maldita manía de hablar demasiado y vestirme de un modo barato, pienses, cuánto dinero debería gastar un obeso de mi talla para verse acorde a los requerimientos del posmodernismo chileno de principios del siglo XXI ad portas del día del pico. Cuál es el traje ideal para expresarse. ¿La corbata, la camisa, la camisa dentro del pantalón?, ¿ropa de de retail, de boutique o ropa usada?. ¿Es necesario que combine?¿hay que tener harta fea o poca bonita?.

Como ven, o leen en este caso específico, ya no puedo comunicarme por los medios escritos. Huelga considerar que el acto de leer dice relación directa con la interpretación de símbolos cargados de valor semiótico, vicarios de significado cultural y adornados con un fonema que le hace inteligible al oído, la escritura es una técnica complicadísima que requirió miles de años para ser desarrollada. Espero estar a su altura.

Tan acostumbrado a hablar que la escritura se me escapa entre los dedos, las teclas me son esquivas y el significado de estos párrafos se burla en las esquinas de mi conciencia. Hace algunos años este medio de comunicación no era sino el modo más límpido que tenía para expresar mis apreciaciones sobre la realidad contingente y la irrealidad trascendente, hoy no es más que un imberbe recuerdo de intelectualidad aspiracional teñida de un sarcasmo que no derrocha inteligencia, sino que es más bien un símbolo de cobardía, una incapacidad estructural para decir verdades de modo directo, siempre engalanando la palabra para de cir de un modo indirecto, aquello que debiese gritarse a la cara; saliba incluida.

A cuatro minutos del fin de mi turno en mi segundo trabajo del día, mis ojos arden de tantos electrones bombardeados desde las pantallas de miles de televisores, mis piernas ya no me pertenecen añorando un par de zapatillas y un camino de ripio mojado, mi estómago me avisa que mi tan aguda adicción por la comida comienza a manifestar el llamado síndrome de abstinencia, mis pulmones claman por un cigarrillo y mi super yo reza para que los cigarrillos no se transformen en un inminente cáncer. Al cabo qaue no me importa, soy la Capilla Sixtina, la obra maestra de un oncólogo hoy en formación universitaria. La ciencia biológica encontrará una solución a mis dolores. El precio, es el quje detonará el suicidio.

Nada se reparte de uniformemente en la naturaleza, ni la riqueza, ni la belleza ni la inteligencia, menos aún las ganas de vivir. Y yo preocupado por comunicarme. Falacia y sarcasmo para la despedida.

los quiero

me voy

leyton







23-01-2010

E(X)CLAVITUD 2.0

Desde el punto de vista formal de la Historia, los procesos de minúscula consideración llevados a cabo diariamente por una multiplicidad de indivicuos dotados de voluntad y entendimiento, no califican como agentes de cambio histórico por cuanto carecen de cohesión formal y direccionalidad con respecto al decurso unitario de la Historia, entendida esta como un discurso tottalizador aunado en los quistes de poder que poseen el control de la verdad acerca del pasado y las respuestas sobre el eventual porvenir. Estos quistes de poder social emanan ya sea de la tradiciñon o bien, de la imposiciñon de modelos de vida y de moral. no obstante la naturaleza de su origen, su resultado fáctico es la deslegitimación de todos los movimientos de cambio social que emerjan en los intersticios del discurso dominante o bien, atenen directa o indirectamente contra la propaganda oficial de la elite regente, amenazando la legitimidad o pertinencia de su ejercicio en el poder.

A pesar de que las teconologías de la información y las redes de comunicación que han surgido en estas últimas décadas, han logrado permear la fineza de la malla ideológica del poder, su alcance ideológico no supera la esfera local de influencia, lo que asociado a la carencia de medios coercitivos y a la inconsistencia del medio de difusión de la idea, no aparece en el plano de la realidad concreta más que como una anécdota antisistémica de poca monta.

Cuando la verdad particular nacida a la sombra del ser totalizante de la Historia, altere nuestras prácticas cotidianas de subsistencia, cuando amenace la reproducción de las condiciones materiales de dominación pragmática del sistema, cuando altere los cuerpos y produzca fuego, sólo en ese momento la idea antisistémica superará su condición de anécd
ota y será la posibilidad de destrucción del aceitado y bien cuidado resorte principal de la máquina. Lamentablemente las redes son tan difusas, etéreas y tan condicionadas por el efímero gusto (léase demanda), que una articulación concreta en el espacio de la modernidad se hace quimérico, sobre todo si pensamos que la misma existencia de las redes de comunicación transcontinentales es una teconología proporcionada por el enemigo mismo.