25-04-2011

Algo que se me ocurrió cuando murio Gonzalo Rojas y se cagaron a Gonzalo Valenzuela.


El título no representa en absoluto lo que pretendo decir a continuación. No he leído a Gonzalo Rojas, no pretendo hacerlo; tampoco se que voy a decir a continuación, no acostumbro a saberlo cuando me siento a escribir. Si dijera que escribo como un ejercicio, debo confesar que soy un obeso de las letras y si me viese en la obligación de decir que escribo para expresar lo que pienso, debiese desistir de inmediato de tan iluso objetivo, pues lo dicho debe ser escuchado y lo escrito leído, para que la comunicación de pensamientos ocurra y con ello la expresión de tal o cual idea. Si nadie me leerá, para qué escribir, por qué no sencillamente, pensar. El tema no se resuelve. Ningún tema jmás de hecho se resuelve escribiéndolo, ni pensándolo. Se resuelven solos.

Cientos de personas no obstante, han transformado la poco digna tarea de hablar sin decir nada, en una industria millonaria que atiborra a muchos de nosotros frente al televisor para enterarnos de los comidillos amorosos de personas que nos desprecian tanto como nosotros despreciamos a quienes negamos limosna cada día en la calle. Sencillamente porque la vida no les ha sonreído como a nosotros y se ubican un paso más abajo en la cadena trófica del capitalismo tercermundista. Aún así, estas personas reconocidas por los mas conotados opinólogos como la nobleza de la farándula latinoamericana, no se apremian en mostrar públicamente sus actividades adúlteras, aún cuando cuentan con 6 meses de embarazo, o se trate de ex ministros de estado, hermanos de presidentes, nietas de celebridades del showbussines o bien, huerfanitos con cara de pena, con horribles hermana ex miss chiles y galardonados como uno de los hombres mas bien dotados del espectáculo chileno. Dicho de otro modo, un ataque directo al modelo de yerno ideal en un país construido por viejas. Ignoron como hacen del dolor un capital televisivo, pero les funciona ser imbñeciles en pantalla y ganar dinero.

Quizás no estaré apuntando mi estupidez hacia el target que corresponda.

¿Y que tiene que ver el pobre e Insigne poeta Gonzalo Rojas en todo esto?. Quizás por que él si tiene mucho que decirnos sobre las cosas que realmente importan. No lo he leído, insisto, y no tiene que ver con mi incapacidad innata de disfrutar la buena pesía, por juzgarla cursi o bien, por no querer asumir que es una actividad de una esfera más alta del pensamiento que mis obesos hábitos lectores aún no pueden comprender. Lo uno o lo otro, el problema es mío, nuestro y no del Insigne poeta Sr. Gonzalo Rojas. Que su muerte nos recuerde que hablar es decir y significar al mismo tiempo, que las palabras duran mas que las personas y que el resultado de su accion tectónica es construir imágenes para lo que no pude ser visto. Las imágenes se destruyen en una mañana en farandulandia, para eso solo se requiere la sagacidad de un paparazzi y entregarse a los placeres de la vida que esperan en cualquier esquina a cualquier ser humano, sea este la Mirta Legrand, o el Insigne poeta. La diferencia que aprendí hoy día, es que la imagen de algunos descanza en sus pichulas y la de otros, en castillos hechos de palabras. Que dicen, cosas imperecederas. Que algún día leeré
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